La agricultura regenerativa
Los productores apuestan por técnicas sostenibles que mejoran la fertilidad, aumentan la biodiversidad y reducen el impacto climático.
ANTIGVA Cía.
5/19/20252 min read


La agricultura regenerativa es una práctica cada vez más adoptada por agricultores y empresas del sector agroalimentario en España y otros países de la Unión Europea. Este modelo agrícola utiliza técnicas que buscan reconstruir la materia orgánica y la biodiversidad de los suelos, con el objetivo de revertir los efectos negativos que ha dejado la agricultura industrial tradicional. Este interés por este tipo de agricultura surge ante la preocupación por el calentamiento global, las lluvias intensas y granizo así como la necesidad de encontrar métodos sostenibles para producir alimentos.
Los agricultores que aplican este tipo de agricultura priorizan la salud del suelo, empleando prácticas como la reducción de la labranza y un uso de técnicas ancestrales, el uso de cultivos de cobertura y la aplicación de abonos orgánicos incluso compost orgánicos (viticultura biodinámica). Esto no solo mejora la fertilidad, sino que también convierte al terreno en una reserva natural de carbono, ayudando así a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, las prácticas basadas en estos principios suelen mostrar una mayor capacidad para resistir condiciones climáticas adversas, como olas de calor o lluvias intensas. El integrar diferentes especies vegetales y animales en las explotaciones, ayudan a crear ecosistemas más resilientes. Esta diversificación contribuye a reducir la incidencia de plagas y enfermedades, ya que los ecosistemas más variados suelen ser menos vulnerables a estos problemas. Acciones que permiten mantener la estructura del suelo, aumentando su fertilidad y mejorando su capacidad para retener agua.
Por ello la gestión eficiente del agua es otro aspecto importante, ya que implementan sistemas que optimizan el uso del recurso hídrico y evitan la erosión del suelo. Este hecho resulta especialmente relevante en regiones donde las sequías son frecuentes o donde el acceso al agua es limitado. El aumento de la biodiversidad es una consecuencia positiva. Al haber una mayor variedad de especies vegetales y animales se crean ecosistemas más saludables y equilibrados. Lo que genera una mejor polinización, un control natural de plagas y una mayor estabilidad frente a cambios ambientales.
Después de varios años se puede apreciar una mayor rentabilidad en la calidad del ecosistema. Algunos estudios señalan que la agricultura regenerativa puede resultar más rentable a largo plazo. La mejora progresiva del suelo reduce la necesidad de insumos externos y permite obtener cosechas más estables año tras año.
La adopción de estas técnicas responde tanto a una demanda social como a una necesidad económica y medioambiental. Los consumidores muestran cada vez más interés por productos obtenidos mediante métodos sostenibles, lo que impulsa a las empresas agrícolas a modificar sus prácticas tradicionales.
El avance hacia modelos agrícolas más sostenibles como el regenerativo se observa tanto en pequeñas explotaciones familiares como en grandes empresas del sector agroalimentario. La formación y el intercambio de conocimientos entre agricultores juegan un papel clave para impulsar esta transición. Representando una alternativa real para quienes buscan producir alimentos respetando los ciclos naturales y restaurando los recursos del entorno rural. Su desarrollo depende del compromiso tanto del sector agrícola como del apoyo institucional para fomentar prácticas responsables con el medio ambiente.